(A Usted, Roberta Marrero)
¡Qué dulce sabor en la boca!
Tanto como la pura miel.
¡Qué dulce olor tras este cristal!
Al ver su imagen a punto de
ser besada, Señora
¡Qué adorable momento!
El que viven mis húmedos ojos
Al revisarla tras esta cortina
Tan lejana, pero tan cercana,
Mi Señora
¡Y qué enorme placer!
El de saber que Usted, señora,
sigue ahí, esperando el caluroso beso
que no llega nunca pero que es eterno,
Señora
Tan amargo es el dolor el imaginarla
a usted si aquí me faltara
en mis albumes, en mis cajitas de
perfumados recuerdos o cantándome
al lado de mi lecho,
Señora
Porque, ¡con qué gusto la adoro!,
¡con qué fidelidad me place atenderla!
porque es usted esa que me hace
con ilusión soñar,
Señora
Y ¡Qué dichoso soy al disfrutar de este sueño!,
Mi querida Señora.
Un poema de L'artishta. Todos los derechos reservados.
En la búsqueda constante por un hogar más ordenado y funcional, es común
acumular objetos que, aunque en su momento parecieron necesarios, ya no
cumplen un...
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