06 agosto 2009

Barcelona se rinde a los pies de Madonna.

Ya sé que esta entrada debería haber aparecido hace dos semanas y que llego tarde a explicar lo que fue el concierto de Madonna en Barcelona; el motivo de que aparezca aquí y ahora es porque es una entrada que escribí para otra web y que al final no se publicó. Para no dejarla archivada simplemente en el ordenador, la recupero aquí:

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Después de que algunos afortunados fans tomaran parte en el rodaje de su nuevo videoclip, y unas 45.000 personas más, pudieron disfrutar de un show que bien merecía lo pagado en las taquillas. Dos horas exactas de reloj fue lo que duró el “Sticky and Sweet” Show. Dos horas del mejor espectáculo, cuidado al máximo detalle y donde un mínimo fallo no hubiera tenido cabida.

La Reina del Pop apareció ante sus seguidores veinte minutos más tarde de lo previsto, pero la espera mereció la pena y, menos mal, porque había bastante rezagados que, cuando las potentes luces del Estadio olímpico se apagaba para anunciar a la diva, aún seguían entrando en manada y corriendo para llegar a tiempo al show.




Entre dos gigantescas letras “M”, unas preciosas imágenes de caramelos circulando por doquier, daban paso a la cantante que, sentada en su trono y manejando un bastón, dejaba claro quién llevaría el mando a partir de aquel momento. “Candy Shop” fue el primer tema en sonar, para continuar con “Beat goes on”, tema en el que un precioso Cadillac acompañó a músicos y bailarines en el escenario. El primer bloque del concierto acababa con los temas “Human Nature” y “Vogue”, dos grandes clásicos.



En la segunda parte del concierto, que se abrió con “Into the Groove”, todo fue un poco más subido de tono, tanto en la imagen de colegiala de Madonna como por sus coreografías, que incluso la llevaron a dar unos cuantos pasos, y muy bien dados, en una barra americana. En esta parte se recordó a Michael Jackson y temas como “Holiday” o “Dress you up” fueron los protagonistas de la primera hora de show.

Ya acostumbrados los espectadores a lo que tenían delante de sus ojos, pero sin dejar de sorprenderse, el concierto siguió su curso con un derroche de fuerza física, espectáculo, watios sin mesura, preciosas imágenes y la inconfundible voz de la americana. La parte más emotiva del concierto fue cuando la diva paró el show para dedicar unas palabras a los trágicos acontecimientos vividos recientemente: la muerte de su admirado Michael Jackson y el accidente mortal ocurrido en Marsella durante el montaje del escenario; una verdadera obra de ingeniería.

En esta parte, temas también ya clásicos como “La Isla Bonita”, o nuevos como “4 minutes” hacían visionar que el show estaba llegando a su fin, pero con un final que nadie imaginaba: Con Madona fuera del escenario y paseándose por delante de la primera fila de fans deseosos de poder tocar aunque fuera sólo un pelo. Ni playback ni antipatía, todo fue un derroche de savoir faire y profesionalidad encima y debajo del escenario. Esperemos que vuelva pronto con un nuevo show.

Haz clic aquí para ver un vídeo del concierto.

Foto de www.zimbio.com

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