31 julio 2008

Deseo (o alabanza a una postal)

En días como este, en el que frío es capaz de hincarse en la cara como navajas de afeitar, no puede pasar nada mejor que recibir una nueva señal, un indicio o, mejor aún, algo mucho más explícito: un mensaje escrito con tinta y en papel. Uno de esos recados en extinción, de esos que llevan letras en el lado opuesto a una magnífica fotografía. En este caso, uno de esos retratos que produce cosquilleos en el estómago cuando se aparecen ante ti. Ya no se reciben correos de esta índole. ¡Cuánta categoría puede llegar a tener un simple pedazo de cartulina!

Y es que no es para menos. “A” recibió el otro día uno de esos raros mensajes convirtiendo automáticamente esa jornada (en que todo parece teñirse de un frío color gris) en el más auténtico color rosa. Era la caligrafía de “M” que, con una ortografía perfecta me correspondía lo siguiente:

“Querido amigo A, este es el maravilloso oasis al que llegué desde el desierto en el que pronto volveré a adentrarme. Gracias por estar siempre en cualquiera de estos desiertos dándome agua que beber. Un abrazo, M.”

Por unos instantes la sangre dejó de correr por mis venas. Cómo se puede expresar tanto en tan poco espacio, con tan pocas palabras, y, a la vez, cómo se puede cimentar una locución tan bella, digna de ser dada a conocer por todo mortal. Fueron unos segundos de paradójica sensación, no sé si de vértigo (en todos sus sentidos), si de angustia (en el sentido más metafórico) o de necesidad de ir corriendo sin parar para poder abrazar a “M” y poder decirle a la cara:

“Querida amiga M, no sólo éste, cualquier oasis será maravilloso si en él tú plantas tus pies. Y no creas que no vas a erigir raíces, no. De seguir regándolas con el más puro agua ya me encargaré yo, para que jamás tus flores se marchiten. El bendito aroma con el que a cada minuto ellas perfuman mi corazón es digno de inmortalizar por el mejor creador de esencias, por eso no las dejaré secar. Hasta que mi alma perviva en mí intentaré mantener su fragancia en el más delicado de mis frascos. Mientras tanto, no temas que mi agua no se acaba. Un abrazo eterno. A.”

Evidentemente, esta respuesta sería ejecutada y emitida a su destinataria de la misma manera en que “A” recibió su mensaje. Por descontado esta producción no es ni tan siquiera comparable a la primera, pero, ¿cómo no intentar devolverte una oración que te haga sentir aunque sea una mínima parte de lo que yo sentí al ver esos garabatos que tanto se me clavaron un día en los ojos? Tú también tienes derecho, querida amiga “M”, a ser correspondida pues tu hombro se ha transformado siempre para muchos, (y para mí el primero), en blanco pañuelo de la más fina seda donde derramar tristezas.

Te extraña, “tu Iván”.

...Y para arreglar los malos sabores de boca y decite lo mucho que te adoro… me encantaría dedicarte el videoclip en el que “dos” vuelven a encontrarse para asegurarse de que “it’s gonna be a lovely LIFE, everything is gonna be allright”… ("Lovely Night". Spunky)



(Este texto se radió y publicó en www.unraticode.com el 6 de Diciembre de 2007)


A LaMusha.



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